Huntzak biligarroari: buru handi

Es muy dado el género humano a ver la paja en el ojo ajeno y no verse la viga en el propio. No nos salvamos los vascos, tampoco en esto, de las miserias humanas que nos delatan tanto como nos definen las virtudes.

Es muy conocido en euskera (recogido en distintas versiones desde Oihenart, pasando entre otros por Dámaso Inza o Azkue) el refrán Zozoak beleari ipurbeltz [= (le dijo) el tordo al cuervo culinegro], que en otras partes y por lo menos desde los romanos, tiene una versión más de cocina aunque igual de culinegra, esa de le dijo la sarten al cazo…, o en versión equina: le dijo el asno al mulo: arre allá, orejudo, con igual ascendente latino y con versión vasca más exagerada, pues es el burro quien pretende burlar nada más y nada menos que al gato por orejudo: Astoak gatuari: Beharri luze, recogido por Antonio Zavala de Gure Almanaka, 1981 para su Esaera zaarren bilduma berria.

Volvemos al cuervo y resto de aves que se reprochan defectos que ellas mismas tiene. Habíamos dicho que el tordo le achacaba de culinegro al cuervo, y el cuervo le rebotaba el insulto a la urraca, que aunque de la misma familia combina su negrura con un elegante blanco que adorna su vientre pero que no alcanza, sin embargo, a su trasero. La versión que da Refranes y Sentencias de 1596 (Erroyac miqueari vzpelca), tiene además de características lingüísticas interesantes, un bonito ejemplo de pudor eufemístico al llamar “todo negra”, que no lo es como queda dicho, a la urraca o picaza en vez de “culinegra” que le hubiera correspondido por traducción literal y justicia.

El caso es que la misma urraca es objeto de otra descalificación por lo menos igual de poco merecida. Es en esta ocasión el intrometido buho el que se atreve a acusar a la urraca, y lo hace con el calificativo de “buruhandi” o “cabezona”. Sabido es que las rapaces nocturnas, y entre ellas el buho que no se libre, tienen adornada la cabeza de plumas de tal guisa que les hace una cabeza muy grande, incluso con orejas, también de plumas, en el caso del autillo, por ejemplo. Fue el zuberotarra de Altzürükü Artxu quien recogió este refrán (Hunzac pikari: buru handi = El buho a la urraca: cabezona), aunque bien pudo haberse confundido o recogido una versión un tanto errada o al menos atípica.

Decimos esto, y así llegamos por fin al birigarro o malviz que es a quien dedicábamos el post paramiológico de hoy, porque la versión más conocida y extendida del refrán anterior es la que tiene por sujeto receptor del injusto insulto del buho al birigarro.

Huntzak biligarroari, buru handi!

Lo recoge Landerretxe en su Erran Zuhurrak de 1925, Azkue que cita al anterior, también Mirande y Peillen en su satírica revista Igela (1962-63) y finalmente Gotzon Garate que no cita fuente alguna.

Pero no vayamos a pensar, que la desaveniencia entre estas dos aves apenas se remonta al tiempo de nuestros abuelos. Ya el señor Zalgize (Beltran de Sauguis) que vivió entre el siglo XVI y XVII nos da entre sus refranes éste que interroga ¿Quién a quién? –y responde- El buho a la malviz. Suponemos que juzgaban ya para entonces la misma falta entre los mismo sujetos.

Norc nori,
Hunçac biligarroari